La sociedad viene
reclamando desde hace años que la Educación Vial se incorpore a la escuela de
forma reglada. Pero la Educación Vial es impensable sin los padres. El entorno
familiar es el primer contacto del niño con el ámbito vial, donde se imprimen
las primeras actitudes viales. Los padres, por tanto, no pueden seguir
delegando en la escuela aspectos educativos de vital importancia para sus
hijos. La familia debe ser protagonista y promotora de la Educación Vial.
Con el apoyo de las
familias, pilar fundamental para una vida en sociedad, los centros educadores
deben incluir la Educación Vial en su currículo educativo, con la complicidad
del claustro de profesores, las AMPASy el Consejo Escolar. De la comunidad
educativa, en conjunto con otros agentes promotores, es tarea crear hábitos de
comportamiento seguros frente al tráfico en los entornos escolares, arrastrando
en sus objetivos y actividades a las administraciones municipales y al resto
del tejido vecinal.
5. HAY QUE ESCUCHAR A
LOS NIÑOS
Los niños no votan,
pero saben lo que quieren: más carriles bici, menos coches mal aparcados que
les impiden cruzar con seguridad a la puerta de sus colegios, transporte
escolar más seguro… Más calle para ellos y más multas para los conductores
“malos”. Si a través de la Educación Vial, nuestros hijos van adquiriendo
buenas actitudes de convivencia vial, inevitablemente reivindicarán espacios
“saludables” donde aplicar sus conocimientos y poner en práctica sus buenos
comportamientos. Movilidad segura y sostenible, los niños quieren ser
protagonistas de la calle.
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